HISTORIAS DENTRO DE HISTORIAS. LA NOSTALGIA QUE NACE DE UN MARCAPÁGINAS IMPROVISADO

Con la digitalización ganamos y perdemos, perdemos materialidad y eso a su vez, despierta la añoranza de los objetos.

Los objetos personales son recursos muy utilizados para marcar las páginas. Lo hacemos en el momento de nuestra enfrascada lectura. Al finalizar el libro, la mayoría de las veces se quedan guardados, olvidados quizás, dentro de la historia, formando sin querer, parte de ella. Es ese instante donde empieza a gestarse el RECUERDO.

Abrir un libro y encontrarnos una vieja carta, el billete de un medio de transporte, un ticket de compra, el recorte de una vieja publicidad, fotos, hojas secas o pétalos de lo que un día fue una flor, arroja pistas del entorno donde ha residido, al menos durante algún tiempo, así como la etapa de la vida que acompañó al lector.

Podemos pensar que la persona que abrió el libro por primera vez, lo haga años más tarde, pero, la vida, a veces, lleva esa narración a otras manos, personas que hallan el recuerdo guardado, recuerdo que hace imaginar historias ….

Lo casual de encontrar un marcador curioso, depende del bando en el que estemos en el momento de marcarlas, existe los que tiene sus favoritos, los que todo vale y echan mano de lo primero que tienen cerca, los nostálgicos, también el bando de los que sienten debilidad por doblar una página, o el de los de cualquier cosa, excepto doblarlas.

Por otra parte, existe la posibilidad de que un libro se haya utilizado para guardar, y lo que parece ser un marcador, no lo sea, sacando a la luz, un documento importante, una carta significativa, una foto relevante… sea el caso que acontezca, lo fortuito de encontrar algo en un libro tiene el poder de pararnos a observar, leer y pensar, despertando la nostalgia de otros tiempos pasados.